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¿Vale la pena vivir en el exterior?

Actualizado: 2 oct

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Vivir en el exterior no es solo cambiar de país. Es un salto hacia lo desconocido, y una experiencia que te transforma para siempre. Y sí, lo sabemos: muchas veces da miedo. Y está bien, tomar una decisión tan grande no es fácil. Por eso, en este artículo queremos acompañarte en ese proceso, contándote por qué puede ser una de las mejores experiencias de tu vida, pero también cuáles son sus desafíos.


Los pros de vivir en el exterior


1- Aprendés a ver el mundo con otros ojos


Cuando te mudás a otro país, te cruzas inevitablemente con personas que tienen costumbres, valores y formas de vida muy diferentes a la tuya. Y eso te sacude. Empezás a cuestionarte cosas que antes dabas por sentadas: ideas, tradiciones, estereotipos. Podría decirse que salís de tu propia burbuja y descubrís otras formas de ver el mundo. Y es ahí cuando crecés. Tu mirada se vuelve más crítica, más empática y mucho más amplia. 


2- Ganas habilidades multiculturales


Vivir rodeado de personas de distintos países y contextos te obliga, y a la vez te enseña, a comunicarte mejor, a negociar diferencias, a escuchar. Estas habilidades no solo enriquecen tu vida personal, sino que también son oro en un mundo laboral actual cada vez más internacional.


3- Aprendés a improvisar, ser flexible y resiliente


Cuando vivís en el exterior, los desafíos aparecen todo el tiempo: desde trámites desconocidos hasta problemas cotidianos. Tenés que resolver, adaptarte, buscar alternativas. Capaz nunca antes te habías hecho cargo de ciertas cosas, pero ahora no hay otra. Y eso te fortalece. Te volvés más independiente, más rápido para pensar soluciones, más abierto/a al error y al aprendizaje.


5- Se abren nuevas puertas


El exterior te expone a oportunidades que ni te imaginabas: contactos, proyectos, becas, trabajos, ideas que nacen de una charla con alguien de otro continente. Una cosa lleva a la otra. Y de repente te encontrás diciendo: “Nunca pensé que iba a estar haciendo esto”. Y ahí entendés que tu mundo se expandió.


6- Ganás seguridad y confianza en vos mismo/a. 


Superar obstáculos, desenvolverte en otro idioma, construir una nueva rutina desde cero... todo eso te da fuerza. Te sentís más preparado para lo que venga. Descubrís capacidades que no sabías que tenías. Y eso te transforma.


7-Experimentas y haces tuyas nuevas costumbres y estilos de vida  


Vivir en otro país no solo cambia tu dirección, sino que también transforma tu día a día. Capaz empezás a comer cosas que antes ni mirabas, a celebrar festividades que no son las tuyas, o a incorporar pequeños gestos de otras culturas.


8-Sentís la satisfacción de cumplir un sueño


Tomar la decisión de irte, aunque dé miedo, aunque implique renuncias, muchas veces significa animarte a algo que siempre quisiste. Y cumplir ese deseo tiene un valor inmenso y te autorrealiza. Porque más allá de lo que pase, sabés que te diste la oportunidad.


Los cons de vivir en el exterior


Como todo lo valioso, esta experiencia tiene su cara más desafiante. Y es importante hablar también de eso.


1- Choque cultural


Desde lo más mínimo (cómo se saluda, qué se come) hasta lo estructural (cómo se trabaja, cómo se gestiona el tiempo), todo puede ser diferente. Y puede costar adaptarse. Por eso es clave informarte, elegir con conciencia tu lugar de destino y mantener una mente abierta.


2- Desarraigo


Incluso rodeado de gente nueva, puede haber momentos de soledad. Es parte del proceso. Pero también hay herramientas: la tecnología hoy nos permite estar conectados más que nunca. Aprovechala. Mantené los vínculos, buscá apoyo. A veces, una videollamada con una amiga o un amigo puede cambiarte el día.


3- Construir tu red social


Integrarse en una nueva cultura, sobre todo en el caso de países más diferentes al nuestro, no siempre es fácil. A veces cuesta conectar con locales, especialmente si las costumbres son muy distintas. Pero no te desanimes: muchas veces las redes más fuertes se construyen con otros estudiantes internacionales o personas de tu misma región. Compartir idiomas o experiencias similares puede ser un gran punto de partida.


¿Todavía indeciso/a?


Es completamente válido. Dar un salto así no es una decisión menor. Te vas a enfrentar a dudas, miedos y quizás hasta ganas de tirar todo para atrás a último momento. Pero también, y esto es importante, te vas a abrir a una versión de vos mismo/a que todavía no conocés. Hacer una experiencia en el exterior no es garantía de felicidad instantánea, ni de éxito automático. Pero sí es una forma poderosa de salir al mundo, de explorarlo y de explorarte.


Para ayudarte en este proceso de decisión, te recomendamos que hagas una lista, tanto con los pros y los contras. Es importante que te preguntes qué querés lograr con esta experiencia. Pero no dejes que el miedo decida por vos. Porque al final del día, vivir en el exterior no es solo irte: es encontrarte.


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